sábado, 13 de septiembre de 2008

Una canción para la Magdalena

Sublime himno para las prostitutas, hecho en complicidad con Pablo Milanés, que durante un tiempo fue el vecino de abajo de Kpaquín en la madrileña calle de Relatores. "Pablo es una persona indispensableen mi vida, me ha enseñado muchas cosas. Procuro mimarle, ha sufrido nueve operaciones en un año. Cuando viene en verano, el negro se pone en paños menores en el balcón, como si estuviera en La Habana, y hablamos de un piso a otro. Ahora, le llama mi gente cuando toco Una canción para la Magdalena, que es música suya, para que pueda oír a 3 mil personas entonando lo de 'la más señora de todas las putas, la más puta de todas las señoras', sin risitas, con emoción. Me encantaría que Pablo se atreviera a cantarla en Cuba".

De la belleza, de la elegancia de la canción da testimonio el hecho de que la Iglesia católica española, tan predispuesta a echarse al monte, prefirió no montar uno de sus venenosos escándalos por la audacia de Joaquín al sugerir la relación carnal de Jesucristo con una ramera de su tiempo ("y nunca le cobró / la Magdalena").

Para Alejo, se trata de "la Eleanor Rigby de Joaquín. Grabamos el arreglo en Londres, en el estudio donde John Williams plasma sus bandas sonoras. Allí hubo una gran disputa con este arreglo. Él no quería, tuvimos que pelear, y fue negociado, cedió en ese arreglo por una concesión mía en otra canción. Estábamos siempre negociando, 'te acepto esto si tú cedes en aquello'. Recuerdo que Pablo Milanés, que estaba enfermo en su cama, la grabó en un cassette y se la mandó a Joaquín. Sobre eso trabajé yo, y era brutal. Luego Pablo la grabó, pero no era igual. La voz del Pablo convaleciente en ese tema era bastante impactante. En un tema melódicamente muy clásico, aparece el exabrupto de '...la más puta de todas las señoras'. Me parece brutal meter la palabra puta en una construcción tan refinada. Estuvo pensando eliminarlo por si le hacía daño a la canción".

Una posdata: un abogado bilbaíno se tomó al pie de la letra lo de "y si la Magdalena pide un trago/ tú la invitas a cien que yo los pago". Envió a Sabina la factura por una visita a un puticlub, exigiendo a que se hiciera cargo. Se trataba de una cantidad razonable y Joaquín le mandó el dinero, acompañado de una cita de su querido Georges Braessens: "La menor reincidencia rompería el encanto".

Gira "Nos sobran los motivos":
Constituye una de las partes más teatrales de todo el concierto. Aquí Sabina ya se ha vestido con la chaqueta y el sombrero estampados de papel de periódico que formarían parte del vestuario de esta gira. Olga Román hace el papel de moderna María Magdalena, de pie junto a una farola, insospechadamente cubierta por un mantón de Manila y fumando con una larga boquilla. Sabina remata la escena acercándose e intentando pagarla con unos cuantos billetes, a lo que Olga se niega, ante la impaciencia de él: "No seas gilipollas".



Letra:
Si, a media noche, por la carretera
que te conté,
detrás de una gasolinera
donde llené,
te hacen un guiño unas bombillas
azules, rojas y amarillas,
pórtate bien y frena.
Y, si la Magdalena
pide un trago,
tú la invitas a cien
que yo los pago.

Acércate a su puerta y llama
si te mueres de sed,
si ya no juegas a las damas
ni con tu mujer.
Sólo te pido que me escribas,
contándome si sigue viva
la virgen del pecado,
la novia de la flor de la saliva,
el sexo con amor de los casados.

Dueña de un corazón,
tan cinco estrellas,
que, hasta el hijo de un Dios,
una vez que la vio,
se fue con ella.
Y nunca le cobró
la Magdalena.

Si estás más solo que la luna,
déjate convencer,
brindando a mi salud, con una
que yo me sé.
Y, cuando suban las bebidas,
el doble de lo que te pida
dale por sus favores,
que, en casa de María de Magdala,
las malas compañías son las mejores.

Si llevas grasa en la guantera
o un alma que perder,
aparca, junto a sus caderas
de leche y miel.
Entre dos curvas redentoras
la más prohibida de las frutas
te espera hasta la aurora,
la más señora de todas las putas,
la más puta de todas las señoras.

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